La enfermera del cole

Galicia tiene 29 sanitarias para 225.000 alumnos, figura que concentran centros privados o concertados

La madre de un enfermo atendido en la pública: “Sin ella, no podría ir al colegio”

La enfermera del colegio Apóstol Santiago de Vigo, Victoria Vázquez, atiende a una alumna.

La enfermera del colegio Apóstol Santiago de Vigo, Victoria Vázquez, atiende a una alumna. / MARTA G. BREA

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Ver que una pequeña que se había quedado dormida –literalmente sobre una colchoneta– en el comedor escolar luego no logra mantenerse en pie hace saltar las alarmas de la enfermera escolar, advertida por las camareras. Diferenciar esas pequeñas siestas en rincones inverosímiles, que no son raras en las primeras semanas del curso por el cambio de horarios, de algo serio (y mucho) requiere de un poco de ojo clínico y mucho de estar alerta. Esa niña, hoy ya estudiante de Bachillerato, necesitó tiempo de hospitalización por una patología grave que comenzaba a dar sus primeros síntomas, recuerda la auxiliar de enfermería Victoria Vázquez García. Lleva unos diez años en el servicio de Enfermería del colegio más grande de Galicia, el Apóstol Santiago Xesuítas de Vigo, desde que tomó el relevo de Tirso, un enfermero jesuita. Las paredes repletas de dibujos dedicados a “la mejor enfermera del mundo” demuestran que a Victoria nadie le tose –nunca mejor dicho– en atención al paciente.

Galicia tiene solo 29 enfermeras escolares para más de 225.000 alumnos matriculados, según el Consejo General de Enfermería, que aportó daños por comunidades en el arranque del curso. La mayoría de ese personal sanitario se concentra en colegios concertados o privados –muchos de educación especial– porque en los centros públicos solo funciona de forma excepcional una figura que se circunscribe ad hoc a los cuidados de alumnos con necesidades sanitarias graves. Es decir, una enfermera para un solo alumno. La Consellería de Educación evitó cifrar el número de estos profesionales en la actualidad “por ser un dato variable”, pero asegura que cuenta con una “amplia red de recursos para garantizar la cobertura sanitaria del alumnado”. Es más, que garantiza el desplazamiento del personal sanitario en 20 minutos como máximo en casos graves.

"Sin la enfermera no sería posible escolarizarlo”

Una de esas escasas enfermeras escolares es Isabel Miguel, que pidió una excedencia voluntaria en el Sergas para iniciar “una nueva etapa con mucha ilusión” en el colegio Ben Cho Shey de Pereiro de Aguiar, en Ourense, donde su labor hace posible que Xoel, de 5 años, asista puntual a la escuela. “Es un niño con necesidades especiales, ya que debido a su patología precisa atención sanitaria continua. Tiene una enfermedad genética que deteriora y acaba con las neuronas motoras (AME tipo 1)”, explica. “Elimina mal las secreciones de las vías respiratorias y precisa ayuda con una máquina (cough assist). También requiere vigilancia en las comidas por riesgo de atragantamiento y precisa realizar ejercicios para evitar la rigidez muscular y el uso de dispositivos ortopédicos en horario escolar”. Fátima, la madre de Xoel, asegura que sin la enfermera, “no sería posible escolarizarlo”. “Isa representa para nosotros tranquilidad, además de que es una gran profesional”, añade. El trabajo de la sanitaria va más allá: “Hay otros 3 niños en el colegio que están incluidos en el programa Alerta Escolar de la Xunta, así que reviso sus informes, caducidades de medicación, disponibilidad de la misma... imparto talleres sobre primeros auxilios y RCP, que continuaré con charlas sobre nutrición...”, completa Isabel Miguel, que forma parte de la directiva de una asociación científica (Aceese).

Mientras, y en medio del ruidoso trajín de vehículos en la avenida de Vigo dedicada a Sanjurjo Badía, como una pequeña ciudad escondida tras un portal, se abre la ‘miniciudad’ que supone a nivel educativo el colegio Apóstol Santiago, Xesuítas, que alberga a más de 1.600 alumnos de todos los tramos educativos –desde educación Infantil, Primaria, Secundaria (ESO) y Bachillerato– a más de un centenar de docentes y un ingente, también, personal de administración, servicios y diversas tareas. El centro tiene más escolares que habitantes los municipios de Negueira de Muñiz, A Teixeira, Beade y Larouco juntos, por solo citar un ejemplo. Tres grandes autocares presiden las cocheras de un gran aparcamiento. Precisamente, la enfermera era antes monitora de autobús.

Un oasis vintage con ventanas al patio –la principal ‘cantera’ de demandas de la enfermería– que preside un dinosaurio heredado de los hijos de Victoria, es el antiguo botiquín, hoy Enfermería. Al día, pasan por las instalaciones unos cuarenta chavales. No es una cifra exagerada, confirmamos de forma presencial en el servicio. ¿Tantas lesiones? La respuesta es un sí, a medias. No todos acuden por torceduras o heridas, que también las hay. “¿Puedo estar aquí un ratito del recreo?”, preguntan a la enfermera, que ofrece una sonrisa como respuesta. “Se despejan, pasean un rato... hay niños que lo necesitan“, explica. “Caídas, golpes, dolores de cabeza... un mimo, de vez en cuando”. Cualquier problema mayor, activa la Alerta Escolar y sigue los trámites sanitarios normales. De hecho, en las estanterías hay más juguetes que medicamentos. La medicación de los crónicos se guarda en portería, siempre a disposición de emergencias, incluso en horario de extra escolares.

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“La enfermera escolar sigue siendo una asignatura pendiente. Existe mucha diferencia con otras comunidades autónomas como por ejemplo Madrid o la Comunidad Valenciana”, explica una profesional gallega. Emma Rodríguez, secretaria provincial del Sindicato de Enfermería (Satse) defiende esta figura como “esencial”. Trabajar junto al resto de la comunidad educativa en la prevención y detección de conductas no saludables entre el alumnado son algunas de las funciones que estas profesionales podrían desempeñar, más allá de las labores asistenciales para atender las necesidades o problemas de salud. “Tú como enfermera en un colegio puedes conseguir hábitos para, por ejemplo, prevenir una obesidad”, manifiesta. Pero ni la a campaña de recogida de firmas que llegó al Parlamento de Galicia a través de una ILP en 2019 logró regular la figura de la enfermera escolar y su dotación en los centros educativos. La Consellería de Educación explica que cuenta con una red que incluye desplazamiento del personal sanitario en 20 minutos como máximo, aulas hospitalarias, atención domiciliaria y un plan Alerta Escolar, además de 4.000 profesionales –entre cuidadores, fisioterapeutas, pedagogos y especialistas en audición e lenguaje–.

El boom de las alergias alimentarias, que ha puesto patas arriba en la última década los menús escolares y extremado las alertas por contaminación cruzada, es uno de los motivos que más preocupación causa entre los padres. “A los padres de niños con alergias alimentarias les da mucha tranquilidad. Están de alta en el programa Alerta Escolar. Incluso dejan aquí adrenalina por si se da una urgencia”, comenta. La Enfermería –reconocen– es muy valorada a la hora de elegir el centro. “Lo incluimos dentro de nuestro proyecto educativo, como un modo de entender y generar cuidado y buen trato con el alumnado, y mayor tranquilidad en las familias”, asegura el director del colegio Apóstol Santiago, Alberto Remeseiro. “Una familia que vino de Madrid, que tiene tres hijos ya aquí escolarizados y cuya hermana mayor es multialérgica, han visto en la Enfermería algo decisivo para matricularse”, asegura Victoria. “Vienen, preguntan, y se van más tranquilos”.

“La función de la enfermera escolar va mucho más allá del cuidado directo a los escolares, trabaja la prevención y promoción de hábitos saludables. Los colegios son el lugar idóneo para realizar una buena educación sanitaria, ya que se llega a toda la población”, añade, desde Ourense, Isabel Miguel.

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